Ya ha pasado más de un mes desde que
hicimos la presentación en aquel oasis descubierto por nuestro Peter Pan.
Parece mentira ¿Verdad? No sé cómo lo sentirás tú pero siento como si hubiera
sido hace mil años. Realmente de lo que sí hace mil años es de aquel primer texto
que te envié y que empezó a dar forma a la que sería nuestro libro. ¡Nuestro
libro! Tranquilo, no te escribo para pedirte nada más, por ahora voy a dejarte
tranquilo, tan tranquilo como kilómetros hay entre nosotros. Esto que estás
leyendo es sólo una excusa para darte las gracias y para recodarte que ninguna
palabra habría nacido sin tus fotografías, que el tiempo empleado en darles
vida es directamente proporcional al valor de tus imágenes en el resultado
final.
Ese título que se resistía, esa portada
lacrimógena que me exasperó, esos textos descartados que hacían decaer nuestro
ánimo, esas desesperadas llamadas que nos ponían de los nervios acordándonos
peyorativamente de nuestras respectivas madres. Perderme con el coche yendo a
tu casa y los pliegos que no terminan de encajar. El orden de las imágenes,
tío, el orden de las imágenes. Granada, Salamanca, Cádiz, Córdoba, Weymouth. El
lomo que desapareció. Ese prólogo que nos enamoró. Ese prólogo que se resistía.
Las faltas de ortografía, habidas y por haber. Tenían que ser veinte y menos
más que lo fueron, porque casi nos sale un tríptico en lugar de un libro.
Hemos hecho molinos, juguetonas, freezes y vueltas de cabeza (o por lo
menos lo hemos intentando). Cumpleaños, borracheras, exhibiciones, Afro, Booga,
Hiper, Hijar y demás Soul gilipolleces que
si no fuera por las fotografías apenas las recuerdo. Hemos crecido y cambiado
(unos más que otros), hemos madurado como la fruta, aunque algunos sigan
estando verdes. Por encima de todo esto que te describo, hemos estado tú y yo y
una idea rondando por nuestra cabeza. Esa idea está ahora en casi 200
diferentes estanterías, diferentes hogares y diferentes propietarios, ojos que
miran y leen, manos que sostienen y señalan. Nuestros nombres separados por
apenas dos milímetros y nuestro esfuerzo conjunto por fin están pillando polvo
entre Dan Brown, Cervantes, Cocina alpujarreña
para tontos y la revista ¡Hola! Y es que poco nos ha importado la opinión
de la gente, poco el beneficio que sacaríamos cuando nuestra meta fue “el arte
por el arte”.
Ahora lo tengo entre mis manos y me parece
casi un sueño (a veces una pesadilla). Lo abro y se libera ese aroma a nuevo
(repriman los chascarrillos), leo y observo, comparo, anoto, suspiro. Veo como
se derrama su interior y no puedo dejar de sentirme identificado. Me siento
orgulloso de nosotros por lo que hemos hecho aunque apenas tenga eco fuera de nuestro
círculo. No puedo asegurártelo pero de esos 200 libritos, alguno debe sobrevivir
por encima de nosotros y espero que dentro de 100 años el tataranieto de
alguien lo sostenga por primera vez en sus manos, lea nuestros nombres y diga “¿Pero
qué mierda es esto?, a ver lo que hay escrito…”
Mi historia tiene muchos lugares de paso
pero tu capítulo ya está escrito con tinta imborrable.
A trabajar, juden!
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