Durante este pasado fin de semana, bristoleños y bristoleñas, independientemente de su lugar de origen, hemos podido disfrutar del Southbank Bristol Arts Trail. Un fin de semana de exhibiciones gratuitas en diferentes lugares del barrio: casas, cafeterías, centros sociales, etc... Cada año el festival se especializa en una temática, y este año han sido los robots. Esto no quiere decir que si no exhibes un robot no puedes participar, ya que cualquier artista estaba invitado a mostrar su obra (para la venta al público o no), pero el rollo robot mandó en esta edición. Por caprichos del destino, este fin de semana ha hecho un tiempo veraniego (españolamente hablando) y el que escribe se ha pateado la ciudad para traeros algunas imágenes de lo que pudo verse y hacerse en la ciudad.
Te presentas en la casa de un desconocido, dices "hello!" y te paseas por su salón y alrededores contemplando sus pinturas, esculturas, cerámicas, impresiones, joyería y demás art & craft para despedirte con el mayor de los respetos, porque has estado en la casa del arte.
Robots o monstruos, es sólo una excusa para engalanar la fachada e invitar a los viandantes a adentrarse en este recorrido artístico que te pone los pelos de punta.
La lucha del artista por encontrar un lugar donde exponer desaparece en este festival, donde incluso esta tienda de camas en un edificio rehabilitado es utilizado de galería. !Nada de dormirse! Queda mucho por ver.
Iglesias y colegios aparcaron su habitual actividad para ofrecer a los ciudadanos un espacio artístico donde adquirir piezas únicas de manos de los propios artistas. Fueran profesionales o aficionados, todos tuvieron cabida en el festival.
Los más pequeños de la casa fueron artistas por unas horas y decoraron sus hogares con estos robots improvisados, que te dan la bienvenida. Bop Bop!
Una artista enseña a niño como realizar una pieza de cerámica en un torno de pie. El festival estuvo lleno de oportunidades como ésta para descubrir los procesos artísticos juntos a los protagonistas que se ganan la vida esta manera.
Con un tiempo inmejorable los artistas se echaron a la calle para decorar paredes, suelos, camisetas y cualquier espacio disponible donde el color y el dibujo pudieran adherirse.
De esta guisa te encontrabas los salones de decenas de casas. Escenarios improvisados, lienzos a escala humana donde podías participar y hacer de ti una obra de arte. Aquí, una invasión monstruosa está apunto de tomar el Clifton Suspension Bridge.
Para acabar aquí tenéis la web del Festival, donde podréis echarle un vistazo a todo lo que se coció (con cerca de 30º británicos) este fin de semana por el Sur de Brístol.
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