Durante la última escapada a
Escocia visité una de esas warehouse
que sólo la experiencia consigue situar en el mapa. Mientras paseaba entre
aquellos pasillos repletos de antigüedades, me encontré con un par de objetos de
cerámica que me llamaron la atención poderosamente: una taza y un pequeño
plato, ambos con un tono azul cobalto-pálido y terminación mate. Habrían pasado
desapercibidos para mis ojos inquietos sino hubiera sido por los motivos
decorativos que surcaban ambas piezas:
En seguida pensé en la “Apoteosis
de Homero” de John Flaxman, por la similitud del diseño, obra la cual considero
heredera del “Vaso Portland” y similares. El rechoncho propietario de aquel
gabinete de maravillas me había vencido por K.O. Así que después del intercambio comercial
tocaba investigar sobre el origen y la razón de ser de dichas piezas. Así me
tope con el siguiente grabado:
Parcialmente borrado en la taza, el
plato no daba lugar a dudas. “Wedgwood” “Made in England”. Qué es Wedgwood paso
a explicaros ahora:
Cerámicas Wedgwood tiene su origen
en una pequeña alfarería inglesa del XVII. Josiah Wedgwood es el miembro más
conocido de dicha estirpe de alfareros. Saltándonos las vicisitudes biográficas
la importante es que en 1769 montó su propia fábrica en Staffordshire y que
unos años después presentó la colección
Jasperware que recibe este nombre por el mineral usado en la elaboración de
la pasta, el jaspe. Típico de esta colección es el relieve decorativo,
realizado a través del sprigging, que
no es ni más ni menos que la aplicación de moldes sobre el bizcocho, o pasta en
estado de “dureza del cuero”.
Leyendo un poquito más me topé con
la prueba del delito. John Flaxman, el artista neoclásico, trabajo para Josiah
a principios de su carrera. “La Apoteosis de Homero” es resultado de las
influencias clásicas en el artista (en las que el Vaso Portland juega un papel
muy importante) y sus relaciones
profesionales con la fábrica Wedgwood.
Nos guste o no, el Neoclasicismo se
nutre de motivos iconográficos clásicos desprovistos de la carga simbólica,
religiosa y cultural que tenían en su origen. Los relieves de mis piezas son
elecciones aleatorias de episodios y personajes mitológicos cuya única función
es la decorativa. Podemos incluso rastrear el origen de dicha decoración, como
es el caso del único relieve que destaco:
Se trata de Belerofonte junto al
caballo alado Pegaso y es una adaptación bastante fiel de un relieve clásico cuyo
origen no he conseguido (por ahora) averiguar pero que ha sido copiado en
diferentes medios decenas de veces como por ejemplo por Julius Troschel,
neoclásico alemán. En el lado derecho os presento un grabado realizado directamente
sobre el relieve original. La similitud
no deja lugar a dudas y por lo tanto no sería extraño que cada relieve utilizado
en la decoración de las dos tenga su origen iconográfico en relieves u obras
grecorromanas.
El siguiente tema interesante sería
fecharlas. Y para ello tenemos que volver al sello de fabricación, mediante el
cual podría establecerse una fecha aproximada. Según la página web http://www.thepotteries.org ambas impresiones podrían ser algo
posteriores a 1929 ya que “Wedgwood” aparece en “sans serif”, fuente
introducida en esa fecha. Pronto enviaré un email a la compañía intentado
averiguar más sobre su posible fecha de fabricación.
Kenneth Clark escribió que el arte
del Siglo XIX carecía de vida, que no encarnaba las necesidades y experiencias
humanas de entonces, que era un arte utilitario. Las piezas que he adquirido
siguen una tradición mantenida por la compañía. Contienen relieves clásicos
como motivos decorativos de la misma forma que podrían contener relieves de
escudos de equipos de fútbol. Pero esto ya es otra historia, que tiene que ver
con el “Gusto” (con mayúscula) o la falta del mismo. Y huelga decir que a mí,
lo clásico, me gusta.
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