Ha llegado el momento de haceros
descubrir las excelencias de Ogíjares, pueblo que me ha visto crecer y que ha
sido mi hogar hasta el día de hoy (más bien ayer, pues soy un emigrado más). Cada
terra sigilata descubierta bajo su
tierra sería merecedora de ser recordada pero, movido por la curiosidad, lo que
me trae hoy aquí es mostraros una obra en particular.
Para ello tenemos que remontarnos
al S. XVI, cuando en el barrio bajo de la localidad se erigió la llamada
Iglesia de Santa Ana sobre los primeros restos de otra pequeña Iglesia que
ocupaba el lugar de la antigua mezquita. A mediados del S. XVI era el mudéjar
el estilo arquitectónico elegido en la mayoría de las parroquias. Entre
armaduras, almizates y mocárabes, lo que quiero destacar es que en el muro
testero se realizó un retablo dedicado a Santa Ana fechado en 1567. De dicho
retablo lo que nos interesa es la calle central, donde se desarrolla un pequeño
programa escultórico realizado por Diego de Pesquera. Es aquí dónde echamos
algo en falta. El cuerpo central del
primer piso se encuentra vacío y en su lugar se ha colocado un manifestador
dedicado al Niño Jesús de Pasión.